Según un informe publicado por Oxfam, los empresarios mexicanos Carlos Slim y Germán Larrea, los dos hombres más ricos de Latinoamérica y el Caribe, poseen más riqueza que la mitad más pobre de la región, que representa un total de 334 millones de personas. En la región existen 98 milmillonarios cuya riqueza acumulada es de 480,000 millones de dólares, equivalente al PIB anual de Chile y Ecuador juntos. Este fenómeno revela la gran polarización entre la riqueza y la pobreza en la región, posicionándola como la zona de mayor desigualdad del mundo.

Desde el año 2000, las fortunas de estos magnates han aumentado un 368 %, seis veces más rápido que la economía de la región, creciendo a una velocidad de 43.7 millones de dólares al día. Un trabajador con el salario mínimo promedio de la región tendría que trabajar 90 años para ganar lo mismo que gana un millonario latino-caribeño promedio en un solo día. A pesar de ello, la pobreza en la región en 2023 alcanzó el 30% de la población, es decir, 183 millones de personas, siendo la pobreza extrema superior a la de 2010.

Los millonarios de la región concentran la mayor cantidad de riqueza, mientras que las personas más pobres no logran siquiera acumular 1 dólar de los 100 dólares de riqueza que se generan. Esto se debe a que la mayoría de los sistemas fiscales de la región favorecen a los más ricos y poderosos, en lugar de beneficiar a la población. Los millonarios y las empresas hacen lobby para que se tomen medidas que favorezcan la redistribución que impiden que los Estados tomen medidas que beneficien a la población.

Para cerrar la brecha de desigualdad, se necesitan políticas públicas orientadas a reducir las desigualdades interseccionales que prioricen los ingresos, acceso a la salud y la educación. Asimismo, se sugiere una alta inversión pública en servicios universales que garanticen derechos básicos de forma equitativa. Los impuestos a las grandes fortunas en la región podrían generar una recaudación adicional de $264,000 millones de dólares, equivalente al 4% del PIB regional o a un aumento del 24% en la recaudación de ingresos públicos.

Oxfam también propone promover la justicia climática, limitando el cambio climático que afecta más a la población más pobre y excluida, así como impulsar políticas que promuevan la corresponsabilidad del trabajo de cuidados, que históricamente han recaído en las mujeres de forma gratuita. La forma en que se están redistribuyendo los recursos en la región está generando profundas desigualdades, por lo que se requiere un cambio en las políticas fiscales y de redistribución de la riqueza para garantizar una mayor equidad en la región.

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