Claudia Sheinbaum, del partido izquierdista Morena, asumió este martes como la primera presidenta de México, luego de recibir el cargo de manos de Andrés Manuel López Obrador. Sheinbaum juró respetar la Constitución Mexicana y desempeñar leal y patrióticamente su cargo. Esta ceremonia histórica contó con la presencia de dignatarios extranjeros como Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, y Jill Biden, primera dama de Estados Unidos.

La investidura de Sheinbaum tuvo lugar en el Congreso, donde fue recibida por una multitud de legisladores oficialistas que controlan ambas cámaras. Posteriormente, se llevó a cabo una celebración popular en el Zócalo, la principal plaza de la Ciudad de México. Sheinbaum ha expresado que es tiempo de mujeres y de transformación en un país con un historial de discriminación y violencia de género. A pesar de esto, tener a una mujer como presidenta no garantiza un enfoque mayor en los derechos de las mujeres.

Sheinbaum enfrenta desafíos importantes como la seguridad, la energía y la política exterior en un país con una población de 129 millones de habitantes. La ceremonia de toma de posesión no contó con la presencia del rey Felipe VI de España, a quien Sheinbaum decidió no invitar debido a su falta de reconocimiento del daño causado a los pueblos originarios. España anunció que no participaría en el evento, a pesar de sus lazos históricos y económicos con México.

Como heredera política de López Obrador, Sheinbaum se compromete a continuar con la agenda de reformas de su mentor. López Obrador deja el cargo con una popularidad cercana al 70%, después de un mandato único de seis años enfocado en ayudar a los más pobres. Sheinbaum enfrentará el desafío de mantener la estrategia de "abrazos, no balazos", que busca abordar las causas de la criminalidad a través de políticas sociales, a pesar de la creciente violencia criminal en el país.

Sheinbaum también deberá lidiar con las consecuencias de una reforma judicial controvertida que convierte a México en el único país con jueces elegidos por voto popular. Esta reforma, impulsada por López Obrador para combatir la corrupción en el poder judicial, ha generado críticas y preocupaciones tanto a nivel nacional como internacional. A pesar de esto, se espera que Sheinbaum mantenga buenas relaciones con Estados Unidos y Canadá, independientemente del resultado de las elecciones estadounidenses.

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