Más de 57,000 canarios se han manifestado en contra de los daños económicos y medioambientales que implica recibir a más de 16 millones de turistas al año en Canarias. Carlos Guilarte, portavoz del colectivo Asamblea en Defensa de Nuestra Tierra, denuncia que el 80% de la riqueza generada por el turismo se queda fuera de las islas, lo que ha llevado a un aumento de la pobreza y exclusión social en la región. Marta Flores, de Greenpeace Canarias, señala que el sistema turístico pone en riesgo la igualdad medioambiental en comparación con la ciudadanía local.

La situación en Canarias es alarmante en términos medioambientales y económicos. Los turistas tienen acceso a una gran cantidad de recursos como el agua, mientras que la población local sufre cortes y escasez. La contaminación generada por el turismo también afecta a las costas y ecosistemas protegidos de la región. Además, los altos precios de la vivienda han hecho que sea casi imposible para los canarios acceder a una vivienda digna, con un incremento desproporcionado en el precio de la vivienda vacacional.

En Tenerife, un grupo de activistas inició una huelga de hambre para protestar contra la construcción de hoteles de lujo que incumplen las leyes de costas, lo que refleja el descontento generalizado con el Gobierno local. La falta de cumplimiento de las leyes medioambientales y la presión de las empresas constructoras están llevando a la degradación del ecosistema en la región. La población exige que se defienda el bien común y se cumpla con la restauración del ecosistema.

Los canarios se sienten asfixiados económicamente, con salarios bajos que no les permiten acceder a una vivienda digna. La falta de políticas que protejan el entorno y promuevan la igualdad social ha llevado a un aumento de la pobreza y la exclusión en la región. La lucha de los activistas refleja el hartazgo de la población ante un modelo turístico que no beneficia a la comunidad local y que pone en peligro el medioambiente.

La demanda de una gestión sostenible y equitativa del turismo en Canarias es cada vez más urgente. La presión de la población y las organizaciones ambientales es clave para garantizar un desarrollo turístico que respete el medioambiente y promueva la igualdad social. El Gobierno de Canarias debe escuchar las demandas de la sociedad y tomar medidas para proteger el ecosistema y mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos locales. La sobreturistificación de la región no solo afecta al entorno, sino también a la calidad de vida de sus habitantes.

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