En la historia de Estados Unidos, han habido ocho presidentes que decidieron no buscar la reelección a pesar de ser elegibles para hacerlo. Entre ellos se encuentran Lyndon B. Johnson, Harry S. Truman, Calvin Coolidge, Theodore Roosevelt, James Polk, James Buchanan y Rutherford Hayes. Solo Richard Nixon presentó su renuncia durante su mandato, mientras que los demás tomaron la decisión de no continuar mucho antes de que se llevaran a cabo las elecciones.
Ningún candidato presidencial en la historia de Estados Unidos ha renunciado a su cargo a pocas semanas de una convención como lo hizo Joe Biden. Aquellos que optaron por no reelegirse lo hicieron por diversas razones, pero nunca por razones físicas. Tanto Truman como Johnson no enfrentaron serias dudas sobre su capacidad para ser reelegidos, al igual que Coolidge y Roosevelt. Simplemente decidieron no continuar en el cargo.
En el caso de Richard Nixon, presentó su renuncia en 1974, durante su segundo mandato, debido al escándalo de Watergate. Fue el único presidente en la historia de Estados Unidos en renunciar en medio de su mandato. Lyndon B. Johnson, en cambio, decidió no postularse nuevamente en 1968 debido a problemas de salud y a la oposición a la guerra de Vietnam. Hubert Humphrey, su vicepresidente en ese entonces, fue el candidato demócrata, pero fue derrotado por Richard Nixon.
Harry S. Truman, Theodore Roosevelt y Calvin Coolidge también tomaron la decisión de no buscar la reelección en sus respectivos mandatos. Truman llegó a la presidencia después de la muerte de Roosevelt en 1945 y decidió no presentarse en las elecciones de 1952. Theodore Roosevelt sucedió a William McKinley y decidió no optar por la reelección. Calvin Coolidge, conocido por su estilo austero y escueto, decidió retirarse de la política después de cumplir un mandato completo y parte de otro.
En el siglo XIX, James Polk, James Buchanan y Rutherford Hayes asumieron la presidencia prometiendo no buscar la reelección, y cumplieron con su palabra al no presentarse a un segundo mandato. Todos estos presidentes tomaron la decisión de no seguir en el cargo por diversas razones, desde problemas de salud hasta escándalos. A pesar de tener la oportunidad de presentarse nuevamente, optaron por dar un paso al costado y permitir que otros ocuparan la presidencia de Estados Unidos.
