Dos sociólogos han relacionado el alto índice de pobreza en República Dominicana con la práctica de jugar en las bancas de lotería, a la que llaman el "síndrome de la desesperanza perdida". En una entrevista para El Nacional, Cándido Mercedes y Julio César Vargas explicaron las causas que llevan a la gente a participar en estos juegos de azar.

Mercedes señaló que una gran parte de la población dominicana vive en condiciones de pobreza, con un porcentaje significativo en situación de extrema pobreza, monetaria y vulnerabilidad. Para muchas personas, el juego de lotería se convierte en una forma de evadir la realidad y buscar una salida emocional, a pesar de que son conscientes de que no cambiará su situación económica. Por esta razón, se ha popularizado la práctica de apostar en bancas de lotería.

El sociólogo resaltó que casi el 98% de las bancas de lotería se encuentran en áreas donde predomina la pobreza, ya que son los sectores más vulnerables los que destinan una mayor cantidad de dinero a estos juegos de azar. En contraste, en las zonas de clase alta no se observa la misma cantidad de bancas, ya que la población de ese sector no recurre a estas prácticas como una forma de mejorar su situación económica.

En la República Dominicana existen alrededor de 95 mil bancas de lotería, la mayoría de las cuales operan de forma ilegal. Cada día se estima que se apuestan 350 millones de pesos en estos establecimientos, lo que equivale a unos 10,500 millones al mes. A pesar de que la economía del país ha mostrado un crecimiento estable, la movilidad social intergeneracional se encuentra estancada, lo que limita las posibilidades de ascenso social para las generaciones futuras.

Por su parte, Julio César Vargas señaló que el juego de lotería está fuertemente arraigado en la cultura dominicana como una forma de buscar una ilusión de mejores ingresos. La costumbre de jugar y la esperanza de obtener una ganancia extraordinaria inducen a personas de diferentes edades a participar en estos juegos de azar. Vargas también criticó la proliferación de bancas de lotería en el país, calificando como absurdo que existan tantos establecimientos dedicados a esta actividad.

Las bancas de lotería en República Dominicana han superado en número a las escuelas y colegios, convirtiéndose en un negocio lucrativo para sus propietarios. Muchas de estas bancas son propiedad de legisladores, quienes han encontrado en esta actividad una fuente de ingresos significativa. El alto flujo de dinero que se mueve en las bancas de lotería refleja la necesidad de la población por buscar alternativas para mejorar su situación económica, en un contexto donde la movilidad social se ha dificultado.

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