La República Dominicana se encuentra en un buen momento económico, con una política monetaria prudente, crecimiento de la inversión extranjera directa y de las exportaciones, y un aumento en las reservas internacionales. Sin embargo, para acceder a un financiamiento internacional más barato y mantener una deuda pública sostenible, el país necesita realizar reformas estructurales. Estas reformas incluyen una reforma fiscal integral, la ley de recapitalización, la transformación del sector eléctrico y otros proyectos destinados a modernizar el Estado.
Las calificadoras de riesgo, como Standard and Poor´s y Moody´s, han mejorado las perspectivas de las puntuaciones soberanas otorgadas a la República Dominicana en los últimos años. Aunque estos organismos han mejorado las perspectivas de la deuda dominicana, aún mantienen al país por debajo del grado de inversión. Para alcanzar este objetivo, es necesario llevar a cabo una reforma fiscal integral que incremente los ingresos tributarios, establezca límites sobre la deuda pública a largo plazo y aborde las ineficiencias del sector eléctrico.
A pesar de no contar con el grado de inversión, la economía dominicana sigue siendo atractiva para los inversionistas. El país ha logrado mantener la inversión extranjera directa y ha incrementado sus reservas internacionales, reduciendo la vulnerabilidad ante posibles choques externos. Además, la diversificación de las exportaciones, el crecimiento de remesas y del turismo han contribuido a la estabilidad económica del país.
En los últimos 20 años, el producto interno bruto (PIB) per cápita dominicano se ha mantenido por encima del promedio de América Latina, al igual que el PIB nominal del país. Aunque la economía dominicana aún enfrenta desafíos, como la necesidad de llevar a cabo reformas estructurales y de mejorar la calificación de sus bonos, se encuentra en una posición favorable para seguir creciendo y desarrollándose en el futuro.