En Beirut, se reportaron al menos 53 personas fallecidas en bombardeos perpetrados por la aviación israelí en el sur y el este del Líbano. De estas víctimas, 32 perdieron la vida en la aldea de Ain al Delb, ubicada al oeste de Sidón, donde también se contabilizaron más de 50 heridos. En la región oriental de Baalbek-Hermel, otras 21 personas murieron y 47 resultaron heridas, en medio de una escalada de ataques aéreos que ha cobrado más de mil vidas en los últimos días.
Israel ha continuado con una intensa campaña de bombardeos contra los bastiones de Hizbulá en el Líbano. A lo largo de una semana, los ataques se han dirigido no solo al sur y el este del país, sino también a los suburbios del sur de Beirut y otras zonas que no habían sido blanco de ataques previamente. En total, más de mil personas han fallecido y 6.000 han resultado heridas como consecuencia de estos bombardeos, según datos del Gobierno libanés.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, informó que aproximadamente un millón de personas han abandonado sus hogares en el Líbano debido a los ataques. Mikati expresó que su Gobierno ha estado solicitando una tregua en Gaza y el Líbano desde hace meses, en un intento por detener la violencia y proteger a la población civil. La situación humanitaria en el país se ve cada vez más afectada por la escalada de violencia.
Los ataques aéreos han dejado una estela de destrucción en diferentes zonas del Líbano, con edificios gravemente dañados y comunidades enteras desplazadas en busca de seguridad. Imágenes de residentes inspeccionando los daños en barrios como Haret Hreik, en los suburbios del sur de Beirut, revelan el impacto devastador de los bombardeos. La población se encuentra en una situación de vulnerabilidad extrema, con un alto número de víctimas civiles.
La comunidad internacional ha urgido a un cese inmediato de las hostilidades en la región, llamando a la protección de la población civil y el respeto por el derecho internacional humanitario. Organizaciones humanitarias han alertado sobre la crisis humanitaria que se vive en el Líbano, con miles de personas en necesidad urgente de asistencia médica, refugio y alimentos. La violencia en la región ha generado un desplazamiento masivo y un impacto devastador en la infraestructura.
En medio de la escalada de violencia y el sufrimiento de la población civil, persiste la necesidad de encontrar una solución pacífica y sostenible al conflicto en la región. La comunidad internacional juega un papel fundamental en la mediación entre las partes en conflicto, con el objetivo de lograr un alto el fuego duradero y sentar las bases para la reconciliación y la reconstrucción en el Líbano. La protección de la vida y la dignidad de todas las personas afectadas por el conflicto debe ser una prioridad en los esfuerzos por restaurar la paz y la estabilidad en la región.