El sector agropecuario y la industria de la varilla y el cemento en las provincias de la región Norte del país dependen en gran medida de la mano de obra haitiana, la cual está siendo impactada negativamente por las políticas migratorias del Gobierno dominicano. La última medida del Gobierno consiste en la deportación semanal de hasta 10 mil extranjeros con estatus irregular, lo que está generando preocupación entre los empresarios de esos sectores, especialmente en la agricultura, que se han quejado de no contar con una fuerza laboral sustituta por parte de los dominicanos.
A pesar de estar de acuerdo con la disposición del jefe de Estado sobre la regulación migratoria, los productores del agro y los promotores de viviendas en la región Norte consideran que se deben replantear las acciones y buscar alternativas para no afectar la agropecuaria y el desarrollo inmobiliario. Los operativos de la Dirección General de Migración en contra de los haitianos, regulares e irregulares, se han convertido en un negocio con detenciones estratégicas durante los días de cobro de los trabajadores.
Los trabajadores haitianos detenidos y deportados a menudo regresan al país después de unos días, presuntamente tras pagar sobornos de entre RD$7 mil y RD$15 mil, dependiendo de su destino en el territorio nacional. Los empresarios del sector bananero han tenido que ir a la Fortaleza para gestionar la liberación de sus trabajadores, lo que ha generado retrasos en la exportación y entregas locales. La mano de obra haitiana en la agricultura es crucial debido a la formación especializada y la calidad de los productos exportados.
Los productores agropecuarios y los constructores proponen un plan de regularización laboral para los trabajadores extranjeros que llevan años en el país con estatus migratorio irregular. Sugieren que las administradoras de fondos de pensiones (AFP) y la Tesorería de la Seguridad Social (TSS) realicen las regularizaciones para garantizar los derechos laborales. Los productores quieren seguir exportando banano, cosechando arroz, produciendo ganado y desarrollando las urbes cibaeñas con eficiencia, apoyados en la mano de obra haitiana.
Los productores han tenido dificultades para encontrar trabajadores dominicanos interesados en ocupar las vacantes dejadas por los haitianos deportados. A pesar de ofrecer salarios que superan el mínimo establecido, los dominicanos prefieren otras actividades menos demandantes. La mecanización de las actividades productivas es una opción para reemplazar la mano de obra haitiana, pero requiere una inversión significativa que los productores no pueden afrontar sin apoyo gubernamental.
El sector ganadero también se ve afectado por la medida migratoria, ya que el 95% de la mano de obra en este sector es haitiana. En la construcción, los migrantes, en su mayoría con estatus migratorio irregular, realizan trabajos que requieren fuerza física. Los representantes de estos sectores abogan por la regularización de la mano de obra actualmente en el país y esperan que el Gobierno considere flexibilizar las medidas migratorias para evitar un declive en las actividades económicas de importancia en la región Norte.