El ex vicepresidente de la República, Rafael Alburquerque, expresó su preocupación por el posible fracaso de la reforma a la seguridad social en República Dominicana, asegurando que el Gobierno carece de una estrategia clara para proteger a la ciudadanía. Afirmó que la propuesta de reforma parece ser más una medida cosmética que verdaderamente efectiva, y que con el control del Gobierno sobre todo, el programa Supérate experimentaría aún más desastre, desorden y corrupción.
Alburquerque, experto en derecho laboral y seguridad social, señaló que veía la reforma propuesta por el Gobierno más como una "eutanasia" que como una solución real para mejorar la seguridad social en el país. Criticó el afán del Gobierno de presentarse como reformador sin realmente implementar cambios significativos, calificando las reformas propuestas como simples espectáculos y cosmetología.
El dirigente de la Fuerza del Pueblo destacó la importancia de cambiar el enfoque de la reforma a la seguridad social hacia uno más centrado en la protección de los ciudadanos en lugar de ser un negocio, y sugirió que se necesita un fuerte movimiento social para impulsar una reforma efectiva en este sentido. Enfatizó la necesidad de una visión más amplia y comprometida con el bienestar de la población en lugar de simplemente buscar fines políticos o de imagen.
En cuanto a la modificación anunciada por el presidente Luis Abinader para el Sistema Dominicano de Seguridad Social, se menciona una propuesta de ampliar las coberturas de atención en salud, reducir los gastos de bolsillo y ofrecer seguro médico a pensionados. El objetivo es fortalecer, mejorar y garantizar pensiones dignas para toda la población, como parte de un plan de reformas para el período presidencial 2024-2028.
En relación con otras reformas propuestas por el presidente Abinader y discutidas en el Congreso Nacional, Alburquerque expresó su desacuerdo y dudas sobre la viabilidad de las mismas. Consideró que, en lugar de discutir temas como la seguridad social o la Constitución, el Gobierno debería abordar problemas más urgentes como la seguridad ciudadana, la inflación y la carestía en los productos básicos. Destacó la importancia de priorizar los temas más apremiantes para la población.
Finalmente, Alburquerque se refirió a la reforma fiscal y abogó por una propuesta progresiva que no afecte a los más vulnerables ni a la clase media, sino que recaiga en aquellos que tienen mayor capacidad económica. Propuso la introducción de elementos solidarios en el sistema de seguridad social sin perjudicar al sector privado, y expresó su preocupación por medidas que podrían debilitar a las provincias, los partidos políticos y el liderazgo local y municipal a través de la reducción de diputados y la separación de elecciones.