El príncipe Andrés, hermano del rey británico Carlos III, se enfrenta a los gastos de mantenimiento y seguridad de la mansión de Windsor donde reside. Según la BBC, los subsidios de la familia real que sostienen esta residencia de 30 habitaciones en Windsor Great Park no estarán disponibles indefinidamente. Aunque tiene contrato para vivir allí hasta 2078, el príncipe tendrá que financiar los costosos gastos por su cuenta si quiere quedarse en la propiedad donde también vive su exesposa Sarah Ferguson. Esto se debe a su caída en desgracia por su relación con el fallecido millonario Jeffrey Epstein y las acusaciones de agresión sexual en 2001.
La prensa británica sugiere que el príncipe Andrés podría mudarse a una vivienda más pequeña, como Frogmore Cottage, y utilizar la mansión de Windsor como activo financiero de la Corona. Andrés se mudó a esta vivienda en 2002, después de la muerte de su anterior inquilino, la Reina Madre Isabel. La propiedad necesitaba una renovación, que el príncipe asumió al pagar más de 7,5 millones de libras al principio, además de un millón de libras a sus caseros, el Crown Estate. Si no puede cubrir los elevados gastos de mantenimiento y seguridad del edificio, se verá obligado a mudarse a otro lugar que pueda sufragar.
El príncipe Andrés cayó en desgracia por su relación con Jeffrey Epstein y las acusaciones de agresión sexual de Virginia Guiffre en 2001. Las acusaciones han tenido un impacto en su reputación y en su estatus dentro de la familia real. A pesar de haber mantenido su contrato de residencia en Windsor, ahora se enfrenta a la posibilidad de tener que asumir los costos por su cuenta. La situación ha generado controversia en el Reino Unido y ha llevado a la reina a retirarle sus títulos militares como consecuencia de las acusaciones en su contra.
Si el príncipe Andrés logra afrontar los costosos gastos de mantenimiento y seguridad de la mansión de Windsor, podrá quedarse en la propiedad. De lo contrario, deberá considerar mudarse a una vivienda más pequeña y utilizar la antigua residencia como activo financiero de la Corona. La situación plantea un desafío financiero para el príncipe y podría tener implicaciones en su futuro dentro de la familia real británica. La decisión final sobre su residencia dependerá de su capacidad para cubrir los gastos asociados y de las implicaciones políticas y financieras que pueda tener su permanencia en Windsor.