El documental ‘Lucrecia- un crimen de odio’ (Disney+), estrenado en junio, narra la historia de Lucrecia Pérez, una mujer dominicana que emigró a España en búsqueda de un futuro mejor. Llegó a Madrid en 1992 y comenzó a trabajar como interna para una familia, dejando atrás a su marido y su hija en República Dominicana. Sin embargo, su vida terminó trágicamente cuando fue asesinada por cuatro ultraderechistas mientras descansaba en una discoteca abandonada a las afueras de Madrid.
Lucrecia se refugió en la discoteca ‘Four Roses’ después de ser despedida de su trabajo como interna. Este lugar servía como albergue para migrantes dominicanos, quienes se enfrentaron a la discriminación y la violencia debido a su condición de extranjeros, su estatus socioeconómico y su color de piel. Los ataques racistas llevaron a los neonazis a abrir fuego contra la discoteca, hiriendo a Augusto César Vargas y cobrándose la vida de Lucrecia.
Los directores del documental, David Cabrera y Garbiñe Armentia, destacan que el crimen de Lucrecia despertó a España de la creencia de que era inmune al racismo, obligando a los españoles a enfrentar esta realidad. La presencia de la extrema derecha, discursos antiinmigración y actitudes racistas en diferentes ámbitos actuales reflejan una preocupante similitud con la situación de hace treinta años.
Kenia Carvajal, la hija de Lucrecia, no considera que España sea un país racista, aunque reconoce la existencia de personas racistas. Trabajando en la ONG Movimiento contra la Intolerancia, siente rabia y dolor hacia los asesinos de su madre, quienes fueron sentenciados a penas de cárcel, pero uno de ellos ya ha sido liberado. A pesar de la injusticia, Kenia trata de evitar sentir odio, una emoción que le resulta destructiva y que no quiere permitir en su vida.
El caso de Lucrecia Pérez continúa resonando en la sociedad española, recordando la importancia de combatir el racismo y la discriminación. El documental ‘Lucrecia- un crimen de odio’ invita a la reflexión sobre las consecuencias devastadoras de la intolerancia y el odio, así como a la necesidad de promover la inclusión y el respeto hacia la diversidad. La historia de Lucrecia sirve como un recordatorio de los peligros del extremismo y la violencia motivada por el odio racial.